
Ser presidente de una comunidad de propietarios no es una tarea sencilla. Aunque se trata de un cargo rotatorio y en la mayoría de los casos no remunerado, conlleva una gran responsabilidad. Desde resolver conflictos vecinales hasta gestionar obras, el presidente debe estar preparado para tomar decisiones que afectan al bienestar de todos los vecinos. En Communitas, como especialistas en la gestión de comunidades de vecinos, conocemos de primera mano las preocupaciones más habituales a las que se enfrentan. Estas son las 10 más comunes:
1. La convivencia entre vecinos
Sin duda, uno de los mayores retos. Ruidos, mascotas, uso de zonas comunes o el incumplimiento de normas generan tensiones que muchas veces acaban en el buzón del presidente. Saber mediar y mantener una postura neutral es clave para evitar que los conflictos escalen.
2. El impago de cuotas
La morosidad es un problema recurrente en muchas comunidades. El presidente suele ser el primero en conocer los casos y, junto al administrador, debe decidir cómo actuar: desde enviar recordatorios hasta iniciar procedimientos judiciales. La gestión debe ser firme, pero también sensible a las circunstancias personales de cada vecino.
3. La falta de participación
Convocar juntas y ver cómo apenas acuden unos pocos vecinos puede resultar frustrante. La falta de implicación complica la toma de decisiones importantes, y deja al presidente con la sensación de cargar con una responsabilidad compartida que pocos asumen.

4. El mantenimiento del edificio
Desde una bombilla fundida en la escalera hasta goteras en el tejado. El mantenimiento diario requiere atención constante. El presidente debe estar pendiente de avisar a profesionales, coordinar reparaciones y asegurar que los gastos estén justificados.
5. La gestión de obras y reformas
Las obras, ya sean grandes o pequeñas, generan muchas dudas y tensiones. Presupuestos, plazos, permisos, ruidos… El presidente suele ser el intermediario entre los vecinos, el administrador y las empresas contratadas. Y cuando algo se retrasa o no sale como se esperaba, es el primero en recibir las quejas.
6. La seguridad del edificio
Puertas que no cierran, luces que no funcionan, accesos sin control… Garantizar la seguridad es una prioridad. El presidente debe promover medidas preventivas y, si es necesario, impulsar inversiones en cámaras de videovigilancia, cerraduras electrónicas o mejoras en la iluminación.

7. La relación con el administrador
Una buena relación con el administrador de fincas es fundamental. El presidente necesita confiar en su criterio profesional, pero también sentirse escuchado. Cuando la comunicación falla, surgen malentendidos y una sensación de abandono por parte de los vecinos.
8. El cumplimiento de la normativa
Muchas decisiones comunitarias deben ajustarse a la Ley de Propiedad Horizontal y otras normativas locales. Reformas estructurales, instalación de ascensores, eliminación de barreras arquitectónicas o la instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos requieren asesoramiento legal y técnico. El presidente debe estar informado para evitar problemas legales futuros.
9. La presión social del cargo
El presidente no deja de ser un vecino más, pero su rol lo convierte en figura visible. A veces, recibe críticas injustas o se le exige disponibilidad constante. Esta presión puede generar desgaste personal y sensación de soledad si no cuenta con el apoyo de una buena administración.
10. La digitalización de la comunidad
Cada vez más comunidades optan por herramientas digitales para la gestión de incidencias, votaciones o comunicación interna. El presidente puede ser quien impulse esta transformación… o quien reciba las quejas de quienes prefieren el papel. Saber equilibrar la innovación con las necesidades reales de la comunidad es todo un reto.

En resumen, ser presidente de una comunidad de propietarios implica mucho más que firmar actas y convocar reuniones. Es una labor que requiere tiempo, paciencia y habilidades de gestión. Desde Communitas, trabajamos cada día para que esta carga sea más llevadera, ofreciendo herramientas y acompañamiento profesional que faciliten la toma de decisiones, mejoren la comunicación y garanticen el bienestar de toda la comunidad. Si eres presidente o te ha tocado serlo próximamente, recuerda: no estás solo, y una buena gestión empieza por contar con los aliados adecuados.